Hablemos del síndrome del impostor

Hablemos del síndrome del impostor

Conseguiste el trabajo que querías y después de sentirte la persona más feliz del mundo, una vocecita en tu cabeza dice: ¿Será que no me lo merezco? ¿Y si vieron más potencial en mí del que tengo? ¿Y si soy un fraude, una mentira?

Estos pensamientos revelan el miedo que sentimos a no ser lo suficientemente buenos en lo que hacemos. A su vez, eso nos lleva a tener miedo, incluso, de ser descubiertos como tal: farsantes, impostores. Cuando padecemos de este cuadro, nos cuesta reconocer nuestros logros; por lo tanto, no somos capaces de asimilarlos y sentirnos merecedores de ellos. Es más, a veces pensamos que se dieron por factores externos o suerte, pero nunca por por nuestro esfuerzo propio.

Reconocer para actuar

El primer paso es reconocerlo y el segundo es ocuparse. No es extraño que una persona con Síndrome del impostor piense que “no es para tanto” e intente minimizar lo que le pasa. Consciente o inconscientemente, no lo hagas. Hay formas mucho más saludables de lidiar con esto.

Según la Dra. Valerie Young, autora del best-seller “The Secret Thoughts of Successful Women: Why Capable People Suffer from the Impostor Syndrome and how to Thrive in Spite of it y experta en el tema, existen 5 grupos de personas que padecen del síndrome:

  • Perfeccionistas: Se ponen metas tan ambiciosas y temen no poder alcanzarlas. Sus expectativas siempre son tan altas que se decepcionan muy fácil. Para ellos, siempre podrían “haberlo hecho mejor”.
  • Individualistas: Sienten que si piden ayuda, demuestran que son impostores. Son quienes “pueden con todo”, pero solos.
  • Expertos: Saben mucho de un tema pero creen que nunca es suficiente. Necesitan validar que realmente saben lo que saben o de lo contrario, los demás descubrirán que son farsantes. Son quienes estudian y se capacitan todo el tiempo, sin descanso, porque creen “nunca estar a la altura”.
  • Genios: Son conscientes de su capacidad y por eso se exigen al máximo. Se juzgan a sí mismos y se frustran si las cosas no les salen con fluidez, rapidez y a la primera.
  • Superhumanos: Piensan que sus colgas son más inteligentes, talentosos y exitosos, por lo que se presionan para trabajar más y más duro, sin medir las consecuencias en su salud.

Una vez que nos identificamos con uno o más de estos grupos, tenemos que empezar a buscar respuestas a través de la introspección: ¿Hace cuánto me siento así? ¿Siempre me sentí igual o empeoró con el tiempo? ¿Reconozco algún hecho específico que haya desencadenado tantas inseguridades? Podemos hacernos decenas de preguntas como estas e intentar responderlas. El objetivo es saber lo más que podamos acerca de cómo nos sentimos. Mientras más lo monitoreemos, mejor nos irá en terapia. Porque sí, estos temas se tratan, en primer lugar, en terapia. Lo importante es que reconocer cuando estos pensamientos se están volviendo patológicos. ¿Por qué? Porque de no tratarlo, puede volverse algo tan grande que quizás en un futuro llegue a afectar la manera en la que tomamos decisiones, a tal punto de no permitirnos tomar nuevos desafíos y por lo tanto, avanzar en la vida. Quién mejor que un profesional de la salud mental para ayudarnos a superarlo y vivir con más plenitud.

En segundo lugar, podemos hacer actividades que nos ayuden a aumentar nuestro autoestima y reconocer-nos. Te comparto las mías:

  • Una vez al día o una vez a la semana anoto todos mis logros en ese tiempo, por más pequeño que sea.
  • Escribo mis talentos, conocimientos, habilidades y todo lo que siento que me haga especial.
  • Escribo mis autosoportes, que son esos conocimientos y habilidades para la vida con las que cuento siempre, esté donde esté.

El síndrome del impostor en IT (y específicamente, en Diseño)

Que en el mercado laboral hay miles de profesionales talentosos y capaces no es ninguna novedad. Puede que te toque trabajar con gente muy capaz, que incluso admirás, pero el Síndrome del impostor no te ayuda a relacionarte con ellos de la mejor manera.

Este tipo de trabajos son necesariamente en equipo, necesariamente recibimos feedback sobre lo que hacemos, mejoramos, retrocedemos, volvemos a mejorar. Puede convertirse en un infierno si no nos sentimos a la altura, si nos sobre-exigimos, si tenemos miedo de pedir ayuda por un bloqueo o porque no sabemos algo, si nos frustamos porque el proyecto no está saliendo exactamente como queríamos…

“Reconocer y actuar” nos vuelve una mejor versión de nosotros mismos, una más segura y con más y mejores habilidades blandas, esas que son tan necesarias como las técnicas.

Me gustaría despedirme de este artículo recordándote que no tuviste buena suerte. El trabajo, el ascenso y tus otros logros son fruto de tu esfuerzo y de tu talento. Estás donde estás porque te lo merecés. Y si te vas a comparar con alguien, que sea con tu vos de hace 5 años, no con alguien más. La verdadera carrera (y la que vale la pena) es con uno mismo.